No sé si será la primavera que la sangre altera o los años. Pero cuanto más tiempo pasa más nostálgica me pongo en las fiestas. Me encanta recordar lo que hacía en casa y hacerlo yo en la mia. Así que ayer fue noche de torrijas, una barra entera de pan transformada en dos platos de torrijas. Y el olor me trasladó en segundos a la Semana Santa de Sanlúcar, a la que yo recuerdo. Domingo de Ramos de Borriquita y Oración en el Huerto, Lunes Santo con La Cañita, Martes Santo para El Consuelo( la única que pasaba por nuestra calle), Miércoles Santo Los Dolores y Los Estudiantes, con esta te pasabas un buena rato contando cuántas cruces llevaban atadas de penitencia, Jueves Santo ( mi favorito) estabas todo el día y toda la noche en la calle viendo al Cautivo y a la Estrella en la Plaza de San Roque y frente a la Hermandad del Rocio, y a la Esperanza y la Expiración por las calles del barrio y por la Cuesta Belén. Luego llegaba la Madrugá de Sanlucar, humilde sí, pero no por ello menos bonita que la de Sevilla o Jerez, y veias salir el Silencio y mirabas bien a ver si es verdad que le crecía el pelo como dicen y si te miraba al pasar y luego el Nazareno, el Señor de la Madrugá sanluqueña y ya sólo quedaba el Viernes Santo con Las Angustias, La veracruz y El Santo Entierro. Y habías estado una semana entera por la calle, sin colegio, sin instituto, disfrutando normalmente del buen tiempo e incluso algún año ya se podía tomar el sol en la playa.
Todo esto me vino a la cabeza mientras hacía las torrijas, menos mal que no las hice con Manzanilla porque la había terminado con los guisos que si no aun estaría recordando y escribiendo.
Así que hoy, Domingo de Resurreción, disfrutaré de mis torrijas en familia, después de dar un paseo y tomar un vermú que hace una mañana de 21 grados como las de Sanlúcar y disfrutaré del paseo con mi hija como disfrutaba yo con mis padres y hemana.
Disfrutar de los pequeños momentos porque son los que hacen nuestra existencia grande. Y espero que disfruteis también de unas buenas torrijas.
mamá
Abr 05, 2015 @ 13:25:18
Bueno nena, un pouco máis e choro a moco tendido. La verdad que tienes razón: con los años los recuerdos se nos agolpan en la cabeza y sobre todo en el corazón. Pero bueno, todo tiene su tiempo, y ahora tienes otro maravilloso. Algún año vendrás a Sanlúcar en Semnana Santa con tu hija y la llevaremos de procesiones y de cachondeo. Yo todavía recuerdo con emoción el primer año que mi padre vino a Sanlúcar, era Semana Santa, y se quedó maravillado del trabajo de los costaleros , y de como bajaban a la Esperanza por la Cuesta de Belén, por eso, porque aunque yo soy de la Estrella, cuando veo bajar a la Esperanza me emociono recordando a mi padre.
En fín, así es la vida, una sucesión de recuerdos. Que te aprovechen las torrijas y un millón de besos para repartir con el resto del personal. Te quiero.